2 Cor 3.6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

DHH nos ha capacitado para ser servidores de una nueva alianza, basada no en una ley, sino en la acción del Espíritu. La ley condena a muerte, pero el Espíritu de Dios da vida

Pablo se definía, comisionado por el Señor como un ministro, la palabra en griego es diákonos, un siervo, del nuevo pacto, ya no del primero. Toda su predicación fue cuidadosamente ajustada a esta realidad.

Cambia el orden del sacerdocio

El autor de hebreos, va más atrás que Moisés que representa la ley, el sacerdocio de Aarón y las leyes judías.

Arranca desde Abraham cuando no existían los judíos como tales, en ese momento eran hebreos (los que cruzan), estableciendo un sacerdocio muy superior al de Aarón, ya que este sacerdote, Melquisedec, es mayor que el propio padre de la fe, es decir Abraham. 

 Por esa razón en Hebreos la palabra Melquisedec aparece 10 veces. Esto deja claro que el nuevo pacto no está ligado, ni es la continuación del antiguo. 

El antiguo y viejo pacto en realidad tenía figuras y sombras que siempre apuntaron al nuevo, el ministerio apostólico trae esas figuras y sombras; explicadas por el propio Jesus, Pedro y Pablo, pero nosotros no pertenecemos a ese pacto. Sino al Nuevo.

Tenemos un mejor pacto, basado en mejores promesas

El antiguo pacto, fue entregado en el monte Sinaí a Moises, en el cual funcionó Israel, sin poder cumplirlo. Bajo ese pacto estuvieron todos los llamados héroes de la fe, profetas, reyes, incluyendo a Jesús y los apóstoles, hasta la cruz

Ese pacto era solo figura y sobra de lo que habría e venir: el Nuevo Pacto, profetizado años antes, en el antiguo pacto, por los profetas:

Anunciado claramente por el Señor:

Mr 15.24 Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada.

Quienes no comprenden, no les es revelado el Nuevo Pacto, después de la obra consumada de la cruz, siguen predicando, sirviendo y viviendo en “figuras y sombras” sin acceder a la legalidad, y por lo tanto, bendiciones y promesas del nuevo, el del Espíritu, según se explica en los capítulos 6 y 8 de Romanos. 

Heb 8.8-11 He aquí vienen días, dice el Señor, En que estableceré con la casa de Israel y la casa de Judá un nuevo pacto; no como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor:

Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, y ellos me serán a mí por pueblo; y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el menor hasta el mayor de ellos.

 Heb. 8.13 Cuando Dios habla de una nueva alianza es porque ha declarado vieja a la primera; y a lo que está viejo y anticuado, poco le falta para desaparecer.

Predicar sobre el antiguo pacto sin reconocer, y explicar que es solo figura y sombra de lo que habría de venir, es decir el nuevo pacto, que es Cristo mismo, la dispensación y el pacto del espíritu Santo, producirá sólo una moraleja, una buena reflexión, una buena historia, puede exaltar las emociones, pero no llevará a las personas a Cristo. Que debe ser nuestro único objetivo

“producirá sólo una moraleja, una buena reflexión, una buena historia, puede exaltar las emociones, pero no llevará a las personas a Cristo

Pablo, no caminó con los 12 apóstoles, no estuvo personalmente con Jesús, no vió la crucificción, no estuvo con los 120 cuando recibieron el Espíritu, pero se le reveló, la obra consumada de la cruz, el nuevo pacto del que habían hablado los profetas

Gal 1.11-12 Mas os hago saber, hermanos, que el evangelio anunciado por mí, no es según hombre; pues yo ni lo recibí ni lo aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.

Juan, en un momento difícil de la Iglesia, se nos dice que a él mismo se le prohibía el acceso a algunas congregaciones que habían sido contaminadas por falsos maestros. Leemos en su carta que no se deprime por eso sino que asegura, que en este tiempo, como lo había escuchado el propio Jesús, el Espiritu, iba a guiar a los hermanos, a los destinatarios de su carta “a toda verdad”

Fue profetizado por Jeremías, y el Señor toma esas palabras antes de morir en la cruz:

Jer 31.34  Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán

En palabras de Jesús:

Jn 14.26 26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan se las recuerda a los destinatarios de su primera carta:

1 Jn 2.18 …ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.

Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

Juan puede estar confiado porque sabe que el Espíritu nos guía a toda verdad.

1 Jn 2.27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Legalidad

El antiguo pacto, no pudo ser cumplido por ningún israelita, quienes eran los destinatarios de la ley y sus bendiciones y maldiciones. Solo Cristo pudo cumplirlo y consumó su obra, dio perfecto cumplimiento al antiguo pacto, cuando entregó su vida en la cruz, con quien todos nosotros fuimos crucificados. (Rom. 6)

El nuevo hombre , es el destinatario del nuevo pacto, por lo tanto tenemos las bendiciones de Deuteronomio 28, no por nuestra justicia, sino por la legalidad de lo realizado en la cruz. 

Ley: ministerio de condenación. Cristo: Ministerio de Espíritu

La letra como tal no mata, lo que mata es la ignorancia. Cuando habla de la “letra” se refiere a la Ley, tanto es así que lo llama “ministerio de muerte” grabado en letras.

2 Cor 3.6-10 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer, ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?

Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.

Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente.

Recomendar